Acción en la ciudad de Medellín 90 minutos.
Registro:
Támara Millán Valencia
Daisy Echeverry López
Johana Araque
NO SOY NACIÓN Reflexiona desde las limitaciones físicas e ideológicas que enfrenta la condición de “ser mujer” en un Estado.
En este sentido las consecuencias culturales se ven reflejadas a través del vestuario donde se aprisiona al individuo en una serie de estereotipos y señalamientos que lo exilian de su condición primigenia de libertad.
La acción se centró en recorrer algunas calles concurridas del centro de Medellín, iniciando en el Palacio de Bellas Artes, pasando por la avenida la playa, bajando al Museo de Antioquia y subiendo nuevamente por Ayacucho, pasando por la plazuela San Ignacio y finalizando en Bellas Artes de Ayacucho, con un burka afgano, donde intentaba entablar una relación con el otro, ofreciendo una tarjeta con la siguiente frase: ”No soy nación, soy mujer” .
Aquí tomo especial interés por el burka, una prenda que marca un extremo social de opresión y rechazo hacia la naturaleza femenina, hacia su “cuerpo pecaminoso” convirtiéndose de esta manera en una prisión de tela.
La acción toma sentido en una ciudad como Medellín, donde las mujeres somos vistas como objetos públicos que se pueden manipular a gusto de orto, donde se vende cualquier tipo de mercancía a través de la desnudez del cuerpo. Hago entonces un paralelo entre culturas; así cuando caminamos por la calle no hay una imposición de respeto hacia la mujer. La paradoja radica en que ambas estamos presas de los señalamientos al cuerpo; la mujer colombiana desde su desnudez, la mujer Islámica al estar cubierta, desde su aislamiento.
Registro:
Támara Millán Valencia
Daisy Echeverry López
Johana Araque
NO SOY NACIÓN Reflexiona desde las limitaciones físicas e ideológicas que enfrenta la condición de “ser mujer” en un Estado.
En este sentido las consecuencias culturales se ven reflejadas a través del vestuario donde se aprisiona al individuo en una serie de estereotipos y señalamientos que lo exilian de su condición primigenia de libertad.
La acción se centró en recorrer algunas calles concurridas del centro de Medellín, iniciando en el Palacio de Bellas Artes, pasando por la avenida la playa, bajando al Museo de Antioquia y subiendo nuevamente por Ayacucho, pasando por la plazuela San Ignacio y finalizando en Bellas Artes de Ayacucho, con un burka afgano, donde intentaba entablar una relación con el otro, ofreciendo una tarjeta con la siguiente frase: ”No soy nación, soy mujer” .
Aquí tomo especial interés por el burka, una prenda que marca un extremo social de opresión y rechazo hacia la naturaleza femenina, hacia su “cuerpo pecaminoso” convirtiéndose de esta manera en una prisión de tela.
La acción toma sentido en una ciudad como Medellín, donde las mujeres somos vistas como objetos públicos que se pueden manipular a gusto de orto, donde se vende cualquier tipo de mercancía a través de la desnudez del cuerpo. Hago entonces un paralelo entre culturas; así cuando caminamos por la calle no hay una imposición de respeto hacia la mujer. La paradoja radica en que ambas estamos presas de los señalamientos al cuerpo; la mujer colombiana desde su desnudez, la mujer Islámica al estar cubierta, desde su aislamiento.